"Un ejército sin espías es como un hombre sin ojos y sin oídos"
Chia Lin, citado por el maestro Sun Tzu en "El arte de la guerra"
Una multitudinaria manifestación se concentró este domingo en las calles de Saná para repudiar la guerra regional en Yemen, en el segundo aniversario de la ofensiva militar de la coalición liderada por Arabia Saudita y apoyada por Estados Unidos, que ya dejó miles de muertos y llevó al país más pobre del mundo árabe al borde de una hambruna, en un conflicto ignorado por la comunidad internacional.
En estos dos años y pese a la falta de acceso y de garantías mínimas para las organizaciones humanitarias, la ONU logró documentar la muerte de al menos 4.773 civiles, mientras que otros 8.272 resultaron heridos. Tanto Naciones Unidas como otras organizaciones internacionales presentes estiman que estas cifras son muy conservadoras.
La guerra arruinó las cosechas y paralizó el comercio, además de llevar al país al borde de la hambruna, que según la ONU amenaza a cerca de 17 millones de personas, dos tercios de la población.
Los bombardeos de la coalición árabe encabezada por Arabia Saudita e integrada por Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Baréin, Egipto, Marruecos, Jordania y Sudán y con el apoyo de Estados Unidos causó masacres de civiles en mercados, funerales, barcos comerciales y hasta en una balsa de refugiados que trataban de huir del país.
A finales de marzo de 2015 y, tras el triunfo del movimiento rebelde hutí sobre gran parte del país más pobre del mundo árabe, Arabia Saudita, uno de los más férreos aliados de Estados Unidos en Medio Oriente, armó una inédita coalición para restituir al presidente reconocido por la comunidad internacional, Abdo Rabu Mansur Hadi.
Desde entonces los bombardeos aéreos de la coalición regional y los combates en el terreno entre los rebeldes hutíes y sus aliados, y las tribus y las milicias pro Hadi convirtieron a gran parte del país en un campo de batalla.
En sólo 25 años, Yemen, un país de 26 millones de habitantes, sufrió una guerra civil, uno de los episodios más intensos de la llamada Primavera Árabe, un levantamiento armado separatista, una campaña de bombardeos de drones estadounidenses aún en curso y, ahora, este conflicto regional, al que en los últimos tiempos se sumó, aprovechando el caos y el vacío político, la milicia Estado Islámico (EI).
A este complejo escenario local e internacional, se agregó recientemente el cambio de gobierno en Washington.
El fin de semana posterior a la asunción de Donald Trump, la Casa Blanca dejó en claro que mantendría e, incluso, escalaría su rol en la guerra de Yemen y atacó el devastado país. El saldo fueron 66 muertos, entre ellos tres hombres sospechosos de pertenecer a Al Qaeda.
Mientras la situación militar no para de escalar, en el territorio diezmado, la tragedia humanitaria avanza hasta alcanzar niveles devastadores.
El cirujano argentino Andrés Carot, un miembro de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Yemen, es testigo privilegiado de esa crisis humanitaria.
«Es muy importante que sepamos lo que está pasando aquí y tomemos conciencia de lo que significa el ataque deliberado a la población civil y la falta de respeto fulminante a la ley internacional humanitaria -como ataques a hospitales, mercados, escuelas- que ocurren en Yemen ahora mismo, la guerra está devastando a la población del país», contó recientemente a Télam.
Según estimó MSF, en este conflicto unas 10.000 personas ya murieron y unas 30.000 resultaron heridas. Sin embargo, es probable que los números reales sean mucho más altos ya que sólo MSF trató a «más de 51.000 heridos», aclaró Carot.
«Los ataques aéreos las bombas y los combates en las calles de zonas densamente pobladas están causando muchas víctimas civiles y daños, incluida la infraestructura médica, de agua y saneamiento y energía. Además, hay más de 3 millones de personas desplazadas, y el 80% de la población necesita ayuda humanitaria para subsistir», agregó el cirujano argentino.
Las raíces del conflicto yemení llegan a 2012, con el fracaso del proceso de transición política en el país tras el levantamiento popular que obligó al entonces presidente, Ali Abdalá Saleh, a entregar el poder a su vicepresidente, Hadi.
Hadi no logró concentrar la lealtad de todos los líderes militares y afrontó problemas por el deterioro de la situación económica y por la escalada de los ataques de la organización extremista Al Qaeda.
Los rebeldes hutíes, que profesan el dogma chií zaidí, minoritario en el país, aprovecharon la debilidad de Hadi para tomar el pueblo de Saada, en la frontera con Arabia.
En 2014 comenzaron con manifestaciones masivas, a las que se sumaron sunnitas, contra medidas económicas de Hadi y gradualmente el levantamiento fue escalando en violencia y tamaño hasta que el movimiento hutí tomó las armas e invadió la capital el 21 de septiembre del ese mismo año.
En febrero de 2015, Hadi se vio obligado a huir a la ciudad portuaria de Adén, donde estableció su gobierno. Sin embargo, apenas un mes después los rebeldes bombardearon el palacio presidencial y obligaron al mandatario a exiliarse en Riad, la capital de Arabia Saudita, lo que desencadenó el ataque militar y el posterior bloqueo terrestre, aéreo y marítimo de la vecina monarquía petrolera.
Desde entonces, las manifestaciones multitudinarias contra la guerra lanzada por Arabia Saudita se han repetido sin atraer la atención del mundo, la misma diferencia que organizaciones humanitarias como MSF denuncian al alertar sobre la creciente crisis humanitaria que sobrevuela al devastado y empobrecido país.
Comentario: Y lo peor de todo no es que unos psicópatas cometan actos de terror despiadado en contra de la población civil, no es que EE.UU. y Arabia Saudita tengan cero conciencia frente a las consecuencias de tales actos, lo peor de todo es el silencio absoluto que observamos en todos los medios de comunicación en el mundo acerca de esta masacre perpetrada en nuestros días.
Soldados de Sudán han llegado a Yemen para apoyar contra la agresión saudí
Un nuevo grupo de efectivos sudaneses se ha desplegado en el sur de Yemen para ayudar a la coalición liderada por Arabia Saudí en la guerra contra el país árabe.
La agencia rusa de noticias Sputnik informó el viernes, en su edición en árabe, de que este grupo de soldados llegó a bordo de un avión de carga a la provincia de Adén, en el sur de Yemen.
Citando fuentes locales, la mencionada agencia precisó que las fuerzas del país africano fueron transportadas en vehículos militares desde el aeropuerto de Adén hasta un campamento para soldados sudaneses en Jor Maskar.
Conforme a la información que se ha divulgado, con este nuevo despliegue militar —el número exacto de uniformados se desconoce por el momento—, la cifra total de efectivos sudaneses presentes en el país árabe más pobre del mundo sobrepasaría los 1000 soldados.
Los expertos dicen que esta medida se produce después de que se redujera el número de fuerzas militares participantes en la llamada coalición árabe contra Yemen y del aumento de las bajas mortales entre los militares saudíes y emiratíes en esta agresión.
El pasado mes de mayo, el ministro de Defensa de Sudán, Awad Bin Auf, aseguró a la coalición que Jartum estaría dispuesto a contribuir con más soldados para luchar en esta contienda militar, a pesar de que 21 efectivos sudaneses han muerto desde el inicio de la agresión saudí contra Yemen en marzo de 2015.
Desde la referida fecha, Arabia Saudí y sus aliados han lanzado una guerra contra Yemen para restaurar en el poder al expresidente fugitivo yemení Abdu Rabu Mansur Hadi, sin solicitar para ello la autorización de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El movimiento popular yemení Ansarolá (Hutíes), fuerzas del Ejército yemení y combatientes tribales se han unido para defender a Yemen frente a esta agresión, que ha dejado más de 12.500 muertos y 20.000 heridos, de acuerdo con un informe recientemente emitido por un centro pro derechos humanos.
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